LA EVOLUCIÓN DE LOS REPTILES
Los reptiles se encuentran entre los grupos de animales terrestres más antiguos. Los primeros reptiles tal como los conocemos actualmente evolucionaron de los anfibios unos 250 a 300 millones de años atrás, y proliferaron rápidamente hasta convertirse en las criaturas terrestres más comunes de su tiempo. Los reptiles primitivos tenían probablemente mucho en común físicamente con los que existen en la actualidad, con pieles finas e impermeables que los ayudan a retener la humedad, y huevos acorazados que pueden desarrollarse en ambientes secos. Estas adaptaciones los ayudaron a completar sus ciclos vitales enteros en la tierra en vez de en el agua, lo que tuvo como resultado que fueran capaces de colonizar rápidamente casi cualquier ambiente terrestre.
Los reptiles que hoy en día conocemos representan un ejemplo muy pequeño de aquellas criaturas primitivas, la mayoría de las cuales evolucionaron con rapidez en otras direcciones. Los registros fósiles muestran por ejemplo que los dinosaurios y sus parientes eran descendientes de los reptiles primitivos, y no al revés. Con el tiempo, los grupos de reptiles se diversificaron, registrándose la presencia de reptiles parecidos a los mamíferos comparativamente pronto en los archivos fósiles.
Los reptiles forman un grupo muy diverso y colorido de animales que está representado en cada continente excepto la Antártida. Los reptiles más conocidos son probablemente las serpientes y los lagartos, por la simple razón de que se encuentran más ampliamente distribuidos que los cocodrilos, tortugas y tuátaras que también forman parte de la clase Reptilia; en efecto, mucha gente incluso desconoce que las tortugas son reptiles. Se han descrito más de 7.000 especies de reptiles, la mayoría de los cuales se encuentran en los trópicos y subtrópicos.
Los reptiles son en general fáciles de identificar, gracias a algunas características generales que los distinguen fácilmente de otros animales terrestres o semi-terrestres. El signo más visible que permite determinar que un animal es un reptil es la piel escamosa que les recubre la mayor parte del cuerpo. Todos los reptiles poseen escamas de algún tipo, algunas de las cuales se han adaptado fuertemente a propósitos específicos; la caparazón de una tortuga están formada por un grupo de escamas grandes y fuertes que han evolucionado de esta manera para proteger a su dueño. Otros reptiles poseen escalas tan pequeñas que pueden resultar casi invisibles para el ojo humano.
Todos los reptiles poseen columnas vertebrales, todos respiran aire (incluso aquellos que pasan la mayor parte de su vida en el agua), y casi todos tiene cuatro miembros, a pesar de que en el caso de las serpientes y algunos lagartos no sean visibles externamente. Además son todos amnióticos, lo que significa que el embrión en desarrollo está protegido por una serie de membranas y una fuerte coraza que impide que el huevo se deshidrate, creando además algo de protección contra los depredadores. De alguna manera, los reptiles se definen por las características que no poseen tanto como por las que sí poseen. A diferencia de los mamíferos y pájaros, que han evolucionado de los reptiles, los animales de la clase Reptilia son incapaces de regular sus propia temperatura corporal, y dependen del ambiente para conseguirla. Tampoco poseen piel o plumas.
Los reptiles se encuentran entre los grupos de animales terrestres más antiguos. Los primeros reptiles tal como los conocemos actualmente evolucionaron de los anfibios unos 250 a 300 millones de años atrás, y proliferaron rápidamente hasta convertirse en las criaturas terrestres más comunes de su tiempo. Los reptiles primitivos tenían probablemente mucho en común físicamente con los que existen en la actualidad, con pieles finas e impermeables que los ayudan a retener la humedad, y huevos acorazados que pueden desarrollarse en ambientes secos. Estas adaptaciones los ayudaron a completar sus ciclos vitales enteros en la tierra en vez de en el agua, lo que tuvo como resultado que fueran capaces de colonizar rápidamente casi cualquier ambiente terrestre.
Los reptiles que hoy en día conocemos representan un ejemplo muy pequeño de aquellas criaturas primitivas, la mayoría de las cuales evolucionaron con rapidez en otras direcciones. Los registros fósiles muestran por ejemplo que los dinosaurios y sus parientes eran descendientes de los reptiles primitivos, y no al revés. Con el tiempo, los grupos de reptiles se diversificaron, registrándose la presencia de reptiles parecidos a los mamíferos comparativamente pronto en los archivos fósiles. El descubrimiento en 1861 del famoso fósil Archaeopteryx demostró que los pájaros también descienden de estos primeros reptiles.
Reproducción de los Reptiles
Los reptiles se reproducen sexualmente de la misma manera que otros vertebrados. Antes del apareamiento, muchas especies de reptiles se embarcan en elaborados rituales de cortejo que pueden durar horas e incluso días. El rango de conducta de apareamiento que despliegan es muy amplio y varía enormemente incluso entre los distintos órdenes; los lagartos machos cambian de color o despliegan las aletas de piel de alrededor de la garganta, algunas serpientes tienen complejas conductas de saludo o caza, las tortugas pueden golpear a sus futuros candidatos con los miembros delanteros, mientras que los cocodrilos y caimanes braman o rugen para indicar que están preparados para aparearse. En muchas especies, las conductas de apareamiento de los machos están diseñadas para intimidar a los otros machos, así como para atraer a las hembras. La cópula en sí misma puede ser una operación engorrosa y potencialmente peligrosa, en especial en el caso de las grandes tortugas y cocodrilos que están poco capacitados para moverse con agilidad en tierra. Las tortugas marinas se aparean en el océano, donde el agua las ayuda a soportar el peso del propio cuerpo.
La mayoría de los reptiles son ovíparos, lo que significa que ponen huevos. Esto adopta diversas formas en el mundo reptil. Algunas especies ponen grandes cantidades de huevos y luego dejan que se desarrollen solos, generalmente en nidos bien protegidos o escondidos bajo la tierra o la arena. Las tortugas marinas, en particular las tortugas verdes, van a la costa a poner sus huevos en la arena, donde son dejados a su propia suerte. En otras especies como los cocodrilos o las pitones, las hembras custodian fieramente su cría, pasando largos períodos cerca o enrolladas alrededor del nido, espantando a potenciales depredadores.
Muchas otras especies son ovovivíparas, lo que significa que los embriones se desarrollan en huevos de cubierta blanda dentro del cuerpo de la madre. Los huevos eclosionan justo antes del nacimiento, por lo que las especies ovovivíparas dan a luz crías ya desarrolladas. El ovoviviparismo es muy común en muchas especies de lagartos y serpientes.
Lagartos
Los lagartos son probablemente los reptiles más abundantes, vistosos y variados en la actualidad. Pertenecientes al orden Squamata, que comparten con serpientes y anfisbénidos, se han descrito más de 4.000 especies en cerca de 26 familias en todo el mundo, presentes en cada clima excepto en las regiones polares. Varían en tamaño, desde menos de 2 cm. en el caso del lagarto Gecko enano, hasta más de 3 metros en el caso del dragón de Komodo, y varían también en otras formas; viven desde en árboles hasta en el desierto, comen desde insectos hasta cabras, y en algunos casos pueden cambiar de color para confundirse con el fondo o deslizarse a través de la selva techada usando aletas de piel especiales adaptadas como paracaídas.
Los lagartos se distinguen de las serpientes mayormente por la presencia de patas, empero poseen también aberturas auditivas, párpados movibles y mandíbulas mucho más flexibles. La mayoría de los lagartos cuentan con cuatro patas con cinco dedos en cada una, a pesar de que existen numerosas especies de lagartos sin patas, que han perdido sus miembros externos. Los lagartos son conocidos por su rapidez, su capacidad de estar alertas y su habilidad para trepar o dejar atrás obstáculos en su camino, evitando los depredadores. Muchas especies pueden incluso deshacerse de sus colas al sentirse amenazadas o atrapadas. A pesar de ser en general inofensivos, la mayoría de los lagartos son capaces de morder rápida y a menudo dolorosamente si son capturados. Dos especies, el lagarto de abalorios mexicano y el monstruo de Gila están equipados con veneno similar al de algunas serpientes, pero no representan un real peligro para los humanos.
Serpientes
Cercanas a los lagartos, las serpientes se reconocen por sus largos cuerpos sin miembros, que las distinguen de otros reptiles. Algunas serpientes han retenido rastros internos de sus miembros escondidos, especialmente las boas y pitones. Debido a sus cuerpos poco comunes, largos y angostos, las serpientes son distintas por dentro de los otros reptiles, y tienen columnas vertebrales largas con varios pares de vértebras. Poseen una buena visión, y a pesar de no ser capaces de oír como los mamíferos, pueden detectar vibraciones de baja frecuencia en el suelo, que les indican la presencia de depredadores o de presas.
Al igual que los lagartos, las serpientes son enormemente variadas en apariencia, y se han adaptado a vivir en casi cualquier nicho ecológico, excepto las regiones polares. La mayor parte de las aproximadas 3.000 especies de serpientes no son venenosas, y usan sus dientes traseros para atrapar y retener la presa. Muchas especies, especialmente aquellas que cazan presas ágiles o grandes, sofocan la presa constriñéndola enrollándose alrededor de su cuerpo.
Alrededor de dos tercios de las especies de serpientes pertenecen a una sola familia, la Colubridae, que incluye las especies más comunes y no venenosas, tales como las culebras rayadas, verdes y negras, reales y ratoneras. Más pequeñas en número, las serpientes ponzoñosas están distribuidas por todo el mundo, especialmente en los trópicos, y están equipadas con colmillos adaptados que utilizan para inyectar veneno en su presa. Las serpientes con veneno más peligroso pertenecen a las familias de las víboras, las víboras de fosa y las cobras.
Tortugas y Galápagos
Las tortugas pertenecen al orden Chelonia, uno de los órdenes más antiguos de reptiles. Las primeras tortugas evolucionaron más de 200 millones de años atrás, cerca de la época de los dinosaurios primitivos, y muchas familias apenas han cambiado desde entonces. Las tortugas son criaturas altamente distinguibles por sus mandíbulas afinadas y sin dientes, y sus caparazones duros hechos de placas huesudas superpuestas. Las tortugas acuáticas, como las tortugas de agua dulce y de estanque, a menudo poseen pies con dedos unidos por membranas y caparazones achatados que les permiten nadar efectivamente; mientras que las especies terrestres tienen pies agarrotados más pesados con caparazones en forma de cúpula.
Existen más de 300 especies de tortugas en todo el mundo, muchas de ellas viven cerca o en ambientes acuáticos. El ejemplo más famoso es probablemente el de las tortugas marinas, a pesar de que la gran mayoría están asociadas con estilos de vida en aguas frescas o en tierra. Sin importar donde pasen sus vidas, todas las tortugas respiran aire y ponen sus huevos en la tierra. La gente las considera criaturas pacíficas, pero muchas son cazadoras carnívoras, y comen desde pequeños invertebrados hasta peces y otros animales grandes. Algunas, como la extraordinaria matamata de América del Sur y la mordedora caimán de Estados Unidos, han desarrollado formas de camuflaje altamente sofisticadas que las ayudan a capturar peces con mayor efectividad. Otras alimentan su reputación de indolentes y pastan lentamente la vegetación que constituye su dieta.
Las tortugas son valoradas como alimento en varias partes del mundo, tanto por su carne como por sus huevos, y varias especies se encuentran en peligro de extinción debido a la caza y la pérdida del hábitat. Otras, como las tortugas de agua dulce de orejas rojas, han sido disminuidas en gran parte debido a su popularidad como mascotas.
Cocodrilos y Caimanes
Se conocen sólo 23 especies de cocodrilos, todos pertenecientes a la familia Crocodylidae y compartiendo varias características comunes. Inmediatamente identificables por sus cuerpos poderosos y fuertemente armados, con narices alargadas y dientes feroces, todos los miembros de la familia de los cocodrilos están adaptados a estilos de vida acuáticos; todos poseen pies con membranas interdigitales, fosas nasales ubicadas en la punta del morro para evitar respirar en el agua y membranas transparentes que protegen los ojos bajo el agua.
A pesar de estas similitudes, muestran un arco remarcablemente diverso de estilos de vida y hábitat. Los caimanes se encuentran sólo en América, pero los cocodrilos verdaderos se encuentran en regiones tropicales desde África hasta Australia. Un tercer grupo, los gaviales, se encuentran sólo en el sur y el este de Asia.
Las diferentes especies pueden variar en tamaño, pero son todos animales grandes en la adultez, desde de cerca de 1,7 metros en el caso de los caimanes enanos hasta más de 7 metros en el caso de los cocodrilos de agua salada. Debido a su tamaño y velocidad en el agua, son peligrosos depredadores dondequiera que vivan. Los jóvenes comen comúnmente pequeños peces, ranas e insectos, pero los adultos pueden engullir grandes peces, tortugas e incluso grandes animales terrestres (incluyendo humanos), en el caso de las especies más grandes como el cocodrilo de agua salada o el del Nilo. La presa es generalmente ahogada, y despedazada o tragada entera antes que masticada.
Los cocodrilos despliegan conductas sociales mucho más complejas que la mayoría de los reptiles y a menudo son muy territoriales, especialmente durante la temporada de cría. A diferencia de muchos otros reptiles son animales muy vocales, y pueden emitir un amplio rango de sonidos incluyendo rugidos, bramidos e incluso ronroneos. Las hembras son muy protectoras de sus crías y pueden ser mortalmente agresivas hacia los intrusos. A menudo cargan con sus pequeños en la boca para protegerlos de los depredadores.